Llega a las salas de cine en México una comedia desternillante, Con Todos Menos Contigo, protagonizada por Sydney Sweeney y Glen Powell, dos enemigos románticos que deben hacer a un lado su mutuo revanchismo y fingir un enamoramiento a fin de preservar la paz.
“Esta película promete un rato salvaje y divertido”, dice Sweeney. “Es sexy, es graciosa, es para adultos, los lugares mostrados son hermosos, el elenco es asombroso. ¿Qué otra cosa podrías desear?”
En el caso del director Will Gluck, la película constituyó una oportunidad para realizar una comedia romántica tanto o más graciosa que aquellas que nuestra memoria consiga evocar. “Sencillamente, son dos de las personas más graciosas de todas aquellas con las que he tenido la suerte de trabajar”, comenta Gluck. “Si los colocas juntos en la pantalla grande, la magia no se hace esperar”.
En el guion para pantalla que él mismo coescribió junto a Ilana Wolpert, Bea y Ben parecieran ser la pareja perfecta, pero tras una solitaria cita nocturna, acaecida años antes, el desencuentro se torna épico, y el odio que se profesan mutuamente no ha hecho sino incrementar.
Pero el destino les ha hecho ser invitados a la misma boda turística, y si no consiguen apaciguarse, conseguirán arruinar el disfrute del resto de los convocados. La propuesta de Bea: fingir que ambos han sido capturados por el romántico contexto, que les ha llevado a asumirse como pareja.
“A pesar de lo mucho que Bea detesta a Ben, y viceversa, lo único que a ella realmente le importa es no arruinar la boda de su propia hermana. Por ello desarrolla un plan: estas dos personas tendrán que fingir que se gustan y se agradan”, dice Sweeney. “Pero cuando esta necesidad les aproxima, comienzan a gustarse de verdad, a pesar de que no son capaces de admitirlo”.
Claro que esto no tarda en ocasionarles serios problemas. “A veces me pregunto si Will no habrá rodado todo esto frotándose las manos, pensando en todas las extrañas y locas situaciones a las que podría arrojarnos a mí y a Glen”, prosigue la actriz. “Por otro lado, el asunto resultó sumamente gracioso. Así que simplemente hicimos lo que pudimos.
Al mismo tiempo, dice Sweeney, el guion ofrecía la oportunidad de interpretar a personajes realistas, que arriban al amor a pesar de oponerse con todas sus fuerzas con cada paso dado.
“Lo puedes ver: las personas no desean mostrarse vulnerables, no quieren abrirse a los demás, y por ello sabotean las mejores relaciones de sus vidas”, dice Sweeney. “Bea y Ben tienen una conexión real, profunda e inmediata, y están más que dispuestos a hacer lo que sea a fin de negarlo, hasta que la negación se torne insostenible”.
Y SYDNEY, AUSTRALIA EN TODO SU ESPLENDOR
La cinta fue rodada a lo largo y ancho de Sydney, en locaciones icónicas como la Sydney Opera House y el Puente Harbour, pasando por la Playa Bondi y Palm Beach, las Rocas y el Campo de Cricket. Quizá de manera aún más espectacular, el equipo filmó a lo largo de siete noches a bordo de un superyate mientras éste navegaba por la Bahía de Sydney.
“Lo hermoso es que así podemos mostrar el país, además del trabajo realizado junto con un excelente equipo australiano”, dice Glen Powell. “La cinta refleja la verdadera belleza de este país. Existe una sensación romántica en Australia, y esta película burbujea con esta misma energía”.